El Instituto Salesiano ratifica su compromiso con la Educación de Calidad, a través de la implementación de su Sistema de Gestión de la Calidad y su posterior certificación en la norma ISO 9001:2008, lo cual permite revisar de forma permanente como se realizan las distintas actividades, evaluar integralmente la Institución, trabajar por el mejoramiento continuo y garantizar el cumplimiento satisfactorio de los requisitos del sector y la excelencia en el desempeño.

El Sistema de Gestión de la Calidad se representa gráficamente a través del mapa de procesos, el cual nos ayuda a visualizar todos los procesos que existen en la Institución y su interrelación entre ellos. Para que el mapa de procesos se convierta en una herramienta útil, es imprescindible que estén recogidos allí todos los procesos: ninguno debe quedar fuera. No ha sido necesario descender a recoger en detalle las tareas que se llevan a cabo en la Institución, pero sí se describen todos los grandes grupos de actividades que las engloban.

No existe un formato predeterminado para construir un mapa de procesos. Por eso, en el Instituto Salesiano lo hemos construido a partir de nuestro logotipo institucional, de modo que permita que todos puedan comprender de forma rápida cuál es su lugar dentro de la Institución y en qué medida su actividad influye en la de los demás integrantes de la comunidad.

El mapa de procesos comienza con una clara identificación de nuestros destinatarios: los jóvenes pobres, abandonados y en peligro. Igualmente, se cierra el diagrama con el propósito de nuestra misión: formar buenos cristianos y honestos ciudadanos. De igual forma, están claramente definidos los procesos que hemos identificado: Gestión Directiva (Procesos Visiónales), Gestión Académica y Gestión de la Comunidad (Procesos Misionales), Gestión Administrativa y Financiera (Procesos de Apoyo), y Pastoral (forma concreta y original de vivir y actuar la misión salesiana).

El mapa de procesos, nos muestra la estructura de la Institución Educativa en la que nos encontramos, permitiendo que nos situemos en relación al trabajo que en ella se desarrolla y así conocer dónde se ubica nuestra actividad y hacia qué fin se orienta. Este documento debe ser conocido y asumido por todos los miembros de la comunidad educativa-pastoral, de modo que todos nos sintamos reflejados.

Somos lo que hacemos cada día.
De modo que la excelencia no es un acto, sino un hábito.
Aristóteles